Sin que sirva de precedente, hoy haré una receta doblemente dañina para mi integridad, por un lado el nombre tiene connotaciones religiosas y segundo y mucho peor ¡¡¡Lleva pescado!!!
No contaré las bochornosas circunstancias en las que me vi envuelto para verme obligado, totalmente en contra de mi voluntad, a realizar este plato.
No puedo deciros si está bueno, quien lo probó así lo asegura… lo único que puedo deciros con absoluta certeza es: que el bacalao huele mal.

Ingredientes

  • 300 Gramos de garbanzos puestos en remojo la noche anterior
  • 400 Gramos de espinacas
  • 5 Dientes de ajo
  • 2 Rebanadas de pan del día anterior
  • 250 Gramos de bacalao
  • 1 Litro de caldo de verduras
  • 1/2 Cucharadita de azafrán
  • 1 Cucharadita de pimienta
  • 1 Cucharadita de pimentón
  • 1 Hoja de laurel
  • 2 Huevos duros

Cubrir los garbanzos con agua y cocer hasta que estén tiernos.
Cocer las espinacas hasta que estén hechas y añadir a la olla con los garbanzos.
En una sartén con un poco de aceite freír los ajos cortados en dos hasta que doren, reservar en un mortero.

En el mismo aceite freímos el pan un poco y lo ponemos en el mortero junto con las especias y una pizca de sal.
Hacemos un majado con todo esto hasta obtener una pasta y lo echamos en la olla de garbanzos.
Picamos los huevos y los ponemos en la olla.
Cortamos el bacalao en dados grandes y “padentro“.
Por ultimo, añadimos el caldo y el laurel y dejamos cocer a fuego medio 10 minutos.