Mis Recetas Favoritas es uno de mis blogs preferidos del mundo mundial y una gran referencia panarra en la red. Si hacéis pan en casa seguro que ya conocéis el fantástico blog de Hilmar y si no es así os envidio, porque estáis a punto de disfrutar como enan@s navegando entre tanta maravilla dulce y salada. Qué delicias hace, madre mía, y además qué bonito le queda todo. Sus recetas en muchas ocasiones incluyen fotos del paso a paso que ayudan bastante si estáis empezando en esto del pan casero. Resumiendo, si existiera el título de Princesa del Pan yo se lo daría a ella sin dudarlo, (el de príncipe sería para nuestro Ibán Yarza).
Estos bolllitos de yogurt y miel me han encantado, creo que en cuanto a panecillos tiernos son los más buenos que he probado y con la mejor miga de todas, más tierna y suave imposible. Nada más hacerlos me comí uno entero cuando mi intención era sólamente probar cómo habían salido. Sin mantequilla, sin mermelada, sin nada dentro, así tal cual, como si fuera un croissant. Delicioso. Las fotos no están a la altura, pero es que nos los comimos antes de dar tiempo a hacer otras más elaboradas, cosas de la glotonería.
Ingredientes:
- 300 g harina de fuerza
- 5 g levadura seca instantánea, (o 15 g de la fresca)
- 40 g miel
- 5 g sal
- 35 g mantequilla a temperatura ambiente, (y un poquito más derretida para pintarlos cuando salgan del horno)
- 150 g leche
- 60 g yogurt natural (yo utilicé griego, que era el que tenía)
Como tenía que salir dejé a mi panificadora con el amasado y el primer levado, pero si no tenéis no hay problema.
A mano:
En un bol grande hacemos un volcán con la harina, la sal y la levadura, (si es fresca la podemos disolver un un poquito de leche tibia). En el centro añadimos el yogur y la miel. Mezclamos un poco y vamos incorporando la leche poco a poco mezclándolo todo bien con las manos. Amasamos un poco dentro del bol hasta que todos los ingredientes estén integrados y añadimos la mantequilla. Mezclamos un poco más y volcamos sobre una superficie enharinada, ahora toca amasar. Esta masa es bastante blandita, así que le vendrá bien el amasado francés. Dadle descansos de unos 3 minutos a la masa cada 2 de amasado y veréis como va mejorando bajo vuestras manos. Con unos 8 minutos de amasado es suficiente. Al final la masa debe quedar homogénea, suave y elástica.
Para el primer levado se unta ligeramente con aceite un bol y se coloca la masa hecha una bola. Se tapa con papel film y a esperar como una hora, aunque el tiempo siempre va a depender de la temperatura que haga. Vigiladla para ver cuándo está, debe doblar su volumen aproximadamente. A partir de aquí los pasos son iguales para las dos formas, así que mirad abajo.
Con panificadora:
Se selecciona la función “masa”, que normalmente dura como 1 hora y media incluyendo el levado. Se incorporan todos los ingredientes menos la mantequilla en el orden que os indique vuestra panificadora y cuando ya están bien integrados añadimos la mantequilla y que siga amasando. Cuando ha terminado el programa se vuelca la masa con cuidado de no rasgarla sobre una superficie enharinada.
A partir de aquí los pasos son los mismos para las dos maneras. Se amasa ligeramente para desgasificar. Dividimos la masa para hacer los bollitos con el peso que queramos. Yo los hice de unos 70 gramos cada uno, (Hilmar los hace de la mitad, pero a mí se me quedan muy pequeños…). Boleamos y dejamos reposar unos 15 minutos para que la masa se relaje. Le damos la forma definitiva a los panecillos y se colocan de forma ordenada en una bandeja de horno, mejor si tiene las paredes altas. Pulverizamos con agua y cubrimos con papel film impregnado de aceite. Dejamos en un lugar cálido durante aproximadamente otros 45-50 minutos, hasta que hayan doblado su tamaño. No importa que se peguen unos a otros, Hilmar dice que eso ayuda a que salgan más tiernos. Precalentamos el horno a 180º y los horneamos durante unos 20 minutos hasta que estén dorados. Nada más salir del horno los pincelamos con mantequilla derretida, (hacen un sonido muy gracioso, como un repiqueteo). Se dejan enfriar en un rejilla y a disfrutar.
Guaooo, gracias por tus palabras! Los bollitos te quedaron estupendos.
un besito,
¡Hola, HIlmar! ¡Qué alegría leerte por aquí, bienvenida! Todo lo escribo de corazón, la verdad es que disfruto con tu blog una barbaridad, un paraíso para l@s que nos gusta hacer pan. Bstos!!
Los bollitos preciosos, pero no sé si se tratará de una errata, o si realmente la receta es así, el caso es que 5 gr de sal me parecieron una burrada, les eché justo la mitad (mi instinto seguía diciéndome que era demasiada sal), e incluso así salieron algo “sabrosos”… Y creo que por culpa de la sal, a la levadura le costó un poco de esfuerzo realizar su trabajo.
La próxima vez me fiaré de mi instinto, aunque siga confiando en tu experiencia.
Pero sigo con la duda, ¿la receta es así o es una errata?
Con unas rodajitas de tomate, queso fresco sin sal, o mantequilla sin sal, creo que compensan bien el sabor, pero no quiero ni imaginármelos con 5 gramos de sal (*vv*)
¡Hola, Paola, y bienvenida! He estado revisando la receta por sí me había equivocado con la sal, pero está bien. Si la receta fuera mía podría tener todavía dudas, pero es de Hilmar, ¡la reina del pan en internet!, y con ella puedes estar segura al 100%. 5 g de sal para 300 g de harina no es mucho, normalmente con el pan es un 2% de la cantidad de harina, pero en este caso como es ligeramente dulce está por debajo. Me sorprende lo de la levadura, a mí me subió muchísimo la masa, ¿utilizaste seca o fresca? De todas formas estoy contigo en que lo mejor es fiarse del instinto, si algo no me termina de convencer lo modifico y listo. Lo malo es cuando el instinto te falla y no puedes echarle la culpa a nadie del desastre, ¡que también me ha pasado más de una vez! 🙂