La primera vez que vi este dulce creo que fue en el blog de Pilar La cocina de Lechuza, y ya entonces me llamó muchísimo la atención. Ella lo presentaba como una receta de Navidad, y me pareció una idea estupenda como alternativa a las tradicionales meriendas de borrachuelos, roscos de vino y turrones, o incluso para el Día de Reyes, si os gusta innovar. Sobre todo me gustó el hecho, para qué vamos a engañarnos, de que se come con las manos, arrancando trocitos del pastel como si fuéramos chimpancés, (de ahí su nombre, según una de las muchas historias sobre su origen). Me encanta mancharme las manos, tanto cocinando como comiendo, (pero las tengo siempre muy limpias, ¡que conste!), quizás por eso me gusta tanto hacer pan. La imagen del grupo de amigos o de la familia reunida alrededor del pastel arrancando trocitos del mismo, peleándose para ver quién se lleva el más grande y disfrutando todos juntos me parece de lo más divertida. No apto para escrupulosos, eso sí, pero quien lo sea siempre se puede cortar un trozo antes de que empiece el saqueo.

Pan de MonoEste pan dulce, que también tiene otros nombres curiosos como sticky bread, (pan pegajoso), golden crown, (corona dorada), pinch-me cake, (pastel “pellízcame”), bubbleloaf, (pan burbuja) o monkey brains (sesos de mono) es típico de Estados Unidos, donde lo tradicional es servirlo caliente como desayuno. Mi “marío” quiere cambiarle el nombre por el de “pan tortuga”, por el aspecto exterior del pastel con todos estos trocitos de masa unidos, que asemeja el caparazón de una tortuga. La verdad es que le va muy bien el nombre.

Nos ha encantado, queda muy jugoso, tierno, esponjoso… y la mezcla de azúcar moreno, canela y mantequilla, derretida en el horno y hecha una especie de sirope, le da un sabor delicioso, recuerda a las caracolas de canela. He tomado como base la receta del blog de una chica de Nueva York que se llama Deb, Smitten Kitchen, por aquello de intentar ser fiel a la receta original, aunque luego sobre la marcha la he ido variando como me ha parecido, pero sólo en las cantidades y en que yo he utilizado masa madre. Bueno… también le he añadido unos arándanos deshidratados, que me encantan y le dan un contrapunto ácido estupendo. Animaros a hacerlo para una merienda y disfrutad dando pellizcos, seguro que os encanta.

Ingredientes:

Pan de MonoPara la masa: (sale un pan de orangután más que de mono, enorme… podéis reducir un poco las cantidades si no sois muchos en casa)

  • 100 g masa madre 100% hidratación, (no es indispensable, se puede sustituir por 50 g harina y 50 g agua)
  • 430 g harina, (yo utilicé la mitad de fuerza y la mitad de repostería, pero podéis utilizar la normal de supermercado)
  • 60 g mantequilla derretida y fría
  • 90 g azúcar
  • 240 g leche tibia
  • 1 1/2 cdta. sal
  • 20 g levadura fresca de panadería

Para el rebozado:Ingredientes para el rebozado del Pan de Mono

  • 100 g azúcar moreno
  • 100 g azúcar blanca
  • 1 1/2 cdta. canela molida
  • 90 g mantequilla derretida
  • 50 g arándanos deshidratados y algo de licor para remojarlos, (yo utilicé licor de cerezas, pero podéis usar coñac, anís o cualquier otra cosa)

Ponemos los arándanos en remojo con el licor para que se vayan hidratando.

En un bol grande hacemos un volcán con la harina, el azúcar y la sal. En el centro incorporamos la masa madre, la leche, la mantequilla derretida y la levadura desleída en un poquito de la leche tibia. Mezclamos bien hasta que no quede harina seca y la volcamos sobre nuestra superficie de trabajo enharinada. En este punto estará muy pegajosa, pero no pasa nada.

Amasamos durante unos 8-10 minutos, cuando terminemos la masa debe quedar homogénea, brillante y elástica. Como digo siempre cada 3-4 minutos de amasado es bueno dejar la masa descansar unos minutos tapada con film aceitado y volver a ella luego. Al principio es muy pegajosa, pero su consistencia va mejorando poco a poco y cada vez resulta más fácil de trabajar. Esta masa es húmeda y blanda, así que el amasado francés le irá mejor. Si se os pega mucho a las manos siempre podéis añadir un poquito más de harina o poneros un poco de aceite en las manos, no todas las harinas absorben igual los líquidos.

Cuando tenemos la masa lista la metemos dentro de un bol, la tapamos con film y la dejamos reposar a ser posible en un sitio templado hasta que doble su tamaño, suele tardar como una hora.

Mientras tanto vamos a preparar el rebozado y el molde. En un bol mezclamos los dos tipos de azúcar y la canela hasta que tenga un color homogéneo. En un cazo fundimos la mantequilla. Deb cuenta en su receta que a ella se le olvidó la mantequilla al fuego y se le tostó un poco, pero que le encantó el sabor y que la próxima vez lo hará a propósito. Yo también la tosté un poquito, ya probé su sabor cuando hice la receta de los panecillos de suero de leche y mantequilla tostada y me gustó mucho. Por otro lado, cogemos un molde tipo Bundt o corona y lo engrasamos bien con mantequilla.

Una vez que la masa ha subido la volcamos sobre nuestra superficie de trabajo aceitada y con las manos la estiramos formando un rectángulo. Dividimos la masa en porciones, (yo hice como unas 60), y vamos formando bolitas con cada una de ellas, no importa que salgan de tamaños diferentes. Vamos rebozando las bolitas, primero por la mantequilla y luego por la mezcla de azúcar y canela. Las colocamos en nuestro molde cubriendo toda la superficie y rellenándolo de bolitas. Entre capa y capa espolvoreamos unos arándanos hasta acabarlos.

Cuando hemos acabado con toda la masa tapamos el molde con papel film y volvemos a dejar que la masa suba otros 50-60 minutos.

Ya sólo nos queda el horneado. Precalentamos el horno a 180º e introducimos el pastel unos 35-40 minutos, veremos que las bolitas engordan y se tuestan. Si se dora demasiado pronto la superficie podéis taparla con papel de aluminio. Para desmoldarlo se deja que entibie 5 minutos, pero no más porque el azúcar se solidificará y ya será imposible hacerlo sin que se rompa. ¡Y a pellizcar! No esperéis a que se enfríe, calentito es una verdadera delicia, sobre todo la parte que queda arriba, que es la que se ha estado empapando con el sirope durante el horneado. Buenísimo, ¡ya me contaréis!