El Monstruo de las Galletas es un monstruo. Esta afirmación, que parece digna de Perogrullo, viene a evidenciar mi enorme admiración por este amante de cookies, bizcochos, tartas, brownies, helados, galletas, magdalenas y cualquier otro elemento dulce que hace de nuestra vida un lugar un poco, (o un mucho), más feliz. Creo que no existe receta en su blog que no me guste, y que además no salga bien a la primera si sigues sus indicaciones, que son muy detalladas. Si no me creéis probad a hacer las cookies de chocolate definitivas y luego me contáis. Con este blog me pasa algo curioso que me ocurre sólo con algunos de los que visito a menudo, y es que es sólo pulsar en el enlace y ver el dibujo del monstruo en la portada de su blog, y ya se me hace la boca agua … igualita igualita que el perro de Paulov, atrapada por el condicionamiento clásico más primitivo y anticipándome a la promesa de algo que sé va a resultar delicioso. Y no falla, oiga.
Esta receta nace de la genial idea de cruzar el brownie con las cookies, de ahí el nombre de “brownkies”, y yo la he adaptado un poco a mis gustos: algo menos de mantequilla para que quedaran más crujientes y chocolate negro al 70% para las pepitas, que me pierde. El resultado… una explosión de cacao en la boca con una textura crujiente por fuera y densa por dentro. Sólo el olor al abrir el túper en el que las tengo guardadas ya es increíble, y si las metéis unos segundos en el micro para que se calienten un poquito ya es el no va más. Para esta receta he estrenado un molde chulísimo que me habían regalado para porciones individuales de brownies, bizcochitos o lo que sea, es genial, pero la segunda hornada la hice con la forma clásica de las galletas y salieron igual de buenas. Pues vamos con la receta:
- 200 g mantequilla
- 150 g azúcar moreno
- 1 cdta. esencia de vainilla
- 200 g chocolate de cobertura
- 1 huevo
- 350 g harina
- 1 cdta. sal (le da un puntito genial, ¡no la olvidéis)
- 50 g chocolate negro al 70% en trocitos
Con la mantequilla a temperatura ambiente para que esté blandita, (a punto de pomada), la batimos con el azúcar moreno hasta que la mezcla esté suave.
Derretimos los 200 g de chocolate de cobertura, bien al baño María, o bien al microondas, que es más sencillo. Para hacerlo ya sabéis: troceado y poniéndolo cada vez sólo 30 segundos para evitar que se nos pueda quemar. Lo sacamos a los 30 segundos y removemos, lo volvemos a meter otros 30 segundos y volvemos a remover, y así hasta que lo tengamos todo fundido. Incorporamos el chocolate a la mantequilla con el azúcar y mezclamos. Añadimos el huevo batido y la esencia de vainilla y volvemos a batir. Ahora añadimos los ingredientes secos, la harina y la sal, hasta formar una masa homogénea e incorporamos los trocitos de chocolate negro. Mezclamos hasta que queden todos los ingredientes bien repartidos y ya tenemos nuestra masa lista.
Si hace calor llegados a este punto la masa se habrá quedado demasiado blanda para manipularla, la dejamos en la nevera un ratito para que se endurezca y listo.
Para esta parte que es la más divertida podéis llamar a los pequeños de la casa. Si tenéis un molde parecido al mío sólo tenéis que coger porciones de masa y rellenar los huecos con ella. Si no es así, con las manos vamos cogiendo trocitos de masa intentando que sean más o menos del mismo tamaño y formando bolas, aproximadamente de unos 2,5-3 centímetros de diámetro. Las colocamos en la bandeja de horno forrada con papel vegetal, dejando algo de separación entre ellas porque en el horno se van a derretir y van a ocupar más espacio. Las aplastamos un poco con los dedos y las llevamos al horno a 180º durante unos 13-15 minutos, dependerá del tamaño de las brownkies. Tened en cuenta que se endurecen al enfriarse, cuando las saquéis siempre os va a parecer que les falta tiempo, pero en cuanto pierden temperatura cogen cuerpo. Las dejamos enfriar en una rejilla ¡y a disfrutar de nuestras brownkies! ¡Ah!, en un recipiente hermético se conservan estupendamente durante días, (si es que os duran…).
Madre mía que pinta, esta la tengo que hacer, aunque también tengo pendiente lo de las cookies, jooooooo, que rabia tener tan poco tiempo y tantas cosas ricas por probar.
Besitos
A mí me pasa igual, tengo en la lista mental de pendientes de hacer tantas y tantas cosas ricas… Pues te recomiendo las dos, a cada cual más buena. Las brownkies son chocolate en estado puro, para l@s muy chocolater@s. Bstos
Yo también estoy salivando con tus descripciones. Son fantásticas estas galletas-bizcochito de nombre impronunciable. Besos
Están riquísimas, Rosa, prueba a hacerlas un día y ya verás como no queda ni una. Bstos!
…y ésta también se me había escapado!!!!!!El nombre me ha costado un poco, pero desde luego quién le pegara un bocado a una de estas!!!!!! Kisses. Inmiki.
De muerte estaban, ¡cayeron en un pis-pas! Bstos
¡ que cosa más rica se comen como pipas!
Bueno, como pipas como pipas… son bastante zorrokotrokas, como diría mi hermano el Chef Poporo, pero están de muerte, eso sí! Bstos
Hola!!!
Muchas gracias por tus palabras hacia mi blog :))) Siento haber tardado tanto en pasarme pero acabo de descubrir este post.
La verdad que te han quedado de lujo, enhorabuena!! Ahora estoy a ver si las hago de chocolate blanco… 🙂
Un abrazo
¡Hola, Dani, qué alegría verte por aquí! Y lo que digo de tu blog, verdad verdadera todo, estás entre mis preferidos de siempre, de esos que ya me está saliendo la sonrisa antes de entrar siquiera a ver qué has preparado! Yo no soy mucho de chocolate blanco, la verdad, soy más del bien negro, pero de todas formas leeré seguro esa versión que estás preparando, ¡seguro que te queda de vicio! Bstos