Si sois de los que a media mañana en el curro empezáis a notar un agujero en el estómago, ésta es una opción sana para matar el gusanillo y hasta una pitón si hace falta, porque llenan bastante. En mi casa hay ya quien lo llama “pan del camino”, como las lembas del Señor de los Anillos.

Ésta es una receta para adaptarla al gusto de cada uno, porque admite toda clase de variaciones. Las podéis hacer con muesli, pero también mezclando vuestros cereales favoritos. Le podéis añadir algo de azúcar, si os gustan dulces, y utilizar los frutos secos y las semillas que prefiráis: nueces, dátiles, pasas, orejones, avellanas, almendras, pipas, sésamo, arándanos, ciruelas, bayas de goyi… También las podéis aromatizar con extracto de vainilla o agua de azahar, lo que vuestra imaginación os dicte. Las de la foto si mal no recuerdo están hechas con muesli, avellanas, nueces, sésamo y una mezcla de frutos secos al natural que venden para ensaladas.

Primero hay que mezclarlo todo en un bol, machacarlo un poco con un mortero o con la batidora para integrarlo bien, pero tampoco demasiado, queremos poder distinguir de qué son los tropezones. Luego se le añade un chorro de agua y miel al gusto, (unas 2-3 cucharadas grandes) y con las manos lo mezclamos todo muy bien, repartiendo bien el agua y la miel por todos lados. Se reserva en la nevera un rato, para que la masa coja más consistencia y se puedan trabajar las galletas. Se forra una bandeja con papel de hornear, se pincela con aceite, y se forman las galletas cogiendo trozos de masa y aplastándolos. A veces puede ser complicado hacer las galletas, cuesta que la masa permanezca unida, pero hacerlo como buenamente podáis que luego el horno hace su trabajo y las aglutina. Cuando las tenéis listas las metéis a horno moderado unos 8-10 minutos, lo suficiente para que pierdan humedad, (que es lo que hace que la masa se una), y que se doren un poquito. ¡Y listo! Están buenísimas, y es un lujo hacerte tus propias barritas/galletas de muesli personalizadas a tu gusto.