Hoy todo un clásico y sin duda uno de mis platos preferidos del mundo mundial. Con esta receta gané un libro en un concurso de recetas económicas que organizó el blog Ondakin antes de que pasara a ser El Comidista.

Este plato es uno de los mayores inventos de la humanidad y además muy barato, sobre todo por las posibilidades de reciclaje que tiene. ¡Deseando estaba que llegara el fresquito para empezar a prepararlo!

Ingredientes, (o como se dice por aquí, “avíos del puchero”):

– 2 puñados de garbanzos
– 1 trozo de rancio
– 1 hueso blanco
– 1 costilla de cerdo fresca
– un trozo de tocino fresco
– 1 trozo de carne de cerdo (magro)
– 1 trozo de ternera (falda, jarrete, morcillo…)
– 1 muslo de pollo con su contramuslo
– 2 puñados de arroz por persona
– morcilla y chorizo (opcional)
– limón/hierbabuena

Los garbanzos se ponen en remojo la noche anterior. En la olla exprés se pone a calentar bastante agua. Se lava todo bien y se añaden los garbanzos, la carne, tocino y huesos, (menos el chorizo y la morcilla, que se cuecen por separado para no “manchar” el puchero). Una vez que se ha espumado bien, (retirar la espuma que se forma en la superficie), se cierra la olla. Aproximadamente unos 25 minutos después se saca el pollo, que ya estará listo, y se vuelve a cerrar y poner al fuego para que se siga haciendo el resto. Tarda como una hora. El arroz se cuece al final en la cantidad de caldo que hayamos separado para comer ese día, y en el plato se puede añadir una ramita de hierbabuena o un chorrito de limón.

Lo típico es comer primero la sopa de puchero con el arroz, (aunque esta vez yo le eché fideos gordos, no tenía ganas de esperar los 20 minutos…), y de segundo “la pringá”, que es la carne con el tocino, chorizo y morcilla todo bien mezcladito. Mi “marío” se la toma siempre de la forma tradicional, que es sin utilizar cubiertos, directamente mezclándolo todo con un trozo de pan que luego utiliza para agarrar el bocado de pringá. ¡Ah! y lo que os decía del reciclaje: con el caldo añadiéndole picatostes, jamón serrano a taquitos y huevo duro sale una sopa de picadillo deliciosa, o también puedes añadirle otro día unas berzas. Con la carne que sobre se hacen unas croquetas que te mueres, y si no tienes ganas de liar croquetas coges algunos garbanzos y carne del puchero, los mareas con ajito, laurel y vino blanco, les añades unas patatas fritas a cuadrados, lo revuelves con un huevo y te sale otro plato buenísimo. Y podría seguir… Total, que puedes estar comiendo del puchero una semana sin repetir plato, ¡economía de dinero y de tiempo!

La receta es de mi madre, que aunque diga que no cocina bien en la vida he comido un puchero más bueno que el que ella prepara.