Estoy feliz con mi nueva criatura. Nunca había probado a hacer pan de molde antes y la verdad es que ha salido fantástico. Estuve ojeando algunas recetas diferentes para hacerme una idea de los ingredientes que suele llevar, (como la de Pepekitchen y la de Mercado Calabajío), y luego hice la mía propia. Es una de las cosas que más disfruto últimamente, ponerme calculadora en mano a decidir proporciones e ingredientes para luego sacar el peso de cada uno: un 67% de agua, un 2% de levadura, un 10% de azúcar, un 15% de mantequilla… Nunca pensé que siendo de letras iba a utilizar tanto la regla de tres. Otro día contaré cómo va eso del porcentaje del panadero, al principio puede costar un poco pero de verdad que cuando le pillas el punto te ayuda un montón. Mientras tanto podéis visitar esta entrada  del blog de El Amasadero sobre el porcentaje del panadero y también la segunda parte, en ellas Andrés lo explica todo estupendamente.

Ingredientes:

  • 200 g masa madre de trigo 100% hidratación (se puede sustituir por 100 g harina de fuerza y 100 g de agua)
  • 410 g harina de fuerza
  • 215 g agua
  • 80 g mantequilla ablandada
  • 45 g azúcar
  • 60 g leche en polvo
  • 10 g sal
  • 10 g levadura

  1. Mezclar ingredientes y autolisis. Mezclamos la masa madre con el agua y batimos bien. Añadimos el resto de los ingredientes menos la sal y la levadura y mezclamos hasta que no quede harina seca. Tapamos con papel film y dejamos reposar unos 20 minutos.
  2. Sal y amasado. Añadimos la sal, mezclamos bien, sacamos del bol y comenzamos con el amasado. La masa es un horror. Así, sin medias tintas, es la cosa más pegajosa del mundo y te van a entrar ganas de llorar. Si tienes una amasadora o panificadora éste es un buen momento para utilizarla. Si no la tienes o eres de l@s que como yo, disfrutan con los retos, no desesperes, persevera y al final la masa será tuya, te lo aseguro. Cuando quieras tirarte por la ventana deja la masa descansar unos minutos tapada con film aceitado y vuelve a ella luego. La cosa va mejorando poco a poco. Esta masa es muy húmeda y blanda, así que el amasado francés será el que irá mejor.
  3. Primer levado. Se bolea ligeramente la masa y se coloca en un bol aceitado y tapado de nuevo con film. Se deja reposar como 1 hora, pero esto va a depender de la temperatura que tengáis en casa, tardará menos en verano y más en invierno. Yo la tuve 1 hora y media.
  4. Desgasificar y bolear la masa. La sacamos delicadamente del bol y la desgasificamos, es decir, la desinflamos presionándola con suavidad. La amasamos de nuevo ligeramente para terminar de sacarle todo el aire y la boleamos para tensar el gluten.
  5. Formar. Engrasamos el molde, (mejor que sea rígido),  y hacemos una especie de barra con el largo del molde. La metemos dentro con la parte fea hacia abajo.
  6. Segundo levado. Tapamos con film aceitado el molde y dejamos fermentar otros 45-60 minutos en el lugar más calentito de la casa.
  7. Hornear. Precalentamos el horno a 250º. Cuando esté bien caliente introducimos el molde. Yo le hice un corte ligero al pan antes de meterlo pero creo que no habría sido necesario, podéis probar. A la media hora se baja la temperatura a 215º. A mí me tardó unos 50 minutos.

La batalla con la masa mereció la pena. De aspecto quedó muy bonito, con una corteza ligera y dorada. Por dentro es una delicia, una miga homogénea, suave, muy tierna, elástica y esponjosa. Y el sabor es lo mejor, ligeramente dulce y con el toque de la mantequilla de fondo. Ha aguantado muy bien 4 días, se queda más “asentao” pero igual de rico. De todas formas si no lo vais a consumir rápido es mejor que lo congeléis hecho ya rebanadas y vais sacando según os hagan falta. Qué bien sienta empezar el día desayunando pan casero, aunque sea un día como hoy, gris, frío y lluvioso. Al mal tiempo… ¡buen pan!