El desayuno es mi comida favorita del día. Si pudiera desayunaría todos los días dos veces, como los hobbits. De hecho, cuando estamos de vacaciones solemos hacerlo a menudo, un primer desayuno temprano y otro a media mañana. Y lo que me vuelve loca del todo es el desayuno buffet de los hoteles. Eso de desayunar sin prisa y con todo por delante es que me pirra: tu zumo de naranja, tu fruta variada ¡ya pelada!, tu pan de distintas variedades, tu chacina, tus mermeladas y mieles, tus brioches y croissants, tus bizcochos y magdalenas… Soy de las que se levantan 50 veces a rellenar, no soporto que la gente se llene los platos hasta arriba y luego se deje la mitad, lo de tirar comida es que me duele en el alma… Lo único malo en este paraíso suele ser el café, pero nosotros nos lo compramos de máquina en la cafetería y lo metemos dentro. Sería una auténtica pena desgraciar un desayuno así con un café malo. Total, que como para mí el desayuno es algo serio, intento disfrutarlo en casa a diario, procurando que sean buenos y variados. El pan de hoy es muy energético y nutritivo. Además de harina de 3 cereales diferentes, (trigo, centeno y maíz), lleva muesli y una mezcla de frutas desecadas, (pasas, papaya, piña, coco y plátano). Ideal para los lunes.

Ingredientes:

  • 325 g agua
  • 260 g masa madre centeno 100% hidratación, (se puede sustituir por 130 g agua y 130 g harina centeno integral)
  • 455 g harina fuerza de trigo
  • 65 g harina maíz
  • 15 g sal
  • 10 g levadura fresca panadería
  • 120 g frutas deshidratadas
  • 80 g muesli

Esta vez utilicé la panificadora para hacer la masa y el primer levado, pero si  no tenéis no hay problema, a mano como toda la vida. Las frutas es mejor ponerlas a remojo la noche anterior para hidratarlas, de otro modo se chuparían toda el agua de la masa.

A mano:

En un bol grande mezclamos las harinas y hacemos un volcán. En el centro ponemos el agua y la masa madre y vamos uniendo todo bien hasta que esté bien integrado y no quede harina seca. Dejamos reposar unos 20 minutos. Añadimos la levadura disuelta en un poquito de agua tibia, mezclamos bien y volcamos sobre una superficie enharinada. Ahora toca amasar. A medio amasado añadimos la sal y seguimos trabajando. Casi al final incorporamos el muesli y la fruta, procurando que quede bien repartida por todos lados. Unos 8 minutos de amasado es suficiente y puedes hacer descansos entre amasado y amasado, a la masa le vienen muy bien y a ti seguro que también. Para el primer levado se unta ligeramente con aceite un bol y se coloca la masa hecha una bola. Se tapa con papel film y a esperar como una hora, aunque el tiempo siempre va a depender de la temperatura que haga, tardará más en subir en invierno y menos en verano. Vigiladla para ver cuándo está, casi debe doblar su volumen. A partir de aquí los pasos son iguales para las dos formas, así que mirad abajo.

Con panificadora:

Se selecciona la función “masa”, que normalmente dura como 1 hora y media incluyendo el levado. Se incorporan todos los ingredientes en el orden que aparecen en la receta menos el muesli y la fruta, que se añaden casi al final del amasado para que no rasguen el gluten. Muchas panificadores te avisan con un pitido en el momento en el que hay que añadir los ingredientes extra. Si la tuya no tiene esta función calcula y hazlo cuando falten 3-4 minutos para que acabe el amasado. Cuando ha terminado el programa se vuelca la masa sobre la mesa de trabajo ligeramente aceitada con la ayuda de una rasqueta o una espátula, sin tirar de ella con las manos.

A partir de aquí los pasos son los mismos para las dos formas. Se amasa ligeramente para desgasificar y se divide para los moldes que vamos a utilizar.  Con esta cantidad a mí me dio para un molde grande tipo  cake y para otro un poco más pequeño. Engrasamos los moldes y con las manos mojadas le damos un poco de forma a nuestra masa para llenarlos hasta tres cuartas partes de su capacidad. Se tapan con film y se dejan levar por segunda vez otros 45 minutos. Precalentamos el horno a 230º. Antes de meterlos pincelé los panes con agua y les añadí unos copos de avena por encima para que quedaran más bonitos. Hornear los panes a 190º unos 45 minutos, aunque esto siempre depende, ¡cada horno es un mundo!. Cuando estén listos hay que dejarlos enfriar totalmente sobre una rejilla antes de guardarlos, para que no se humedezcan. Este tipo de panes están más buenos al día siguiente que recién hechos.

Está muy rico, más ligero y esponjoso de lo que esperaba. Los trozos de fruta se han mezclado con la masa y casi han desaparecido, y eso que había algunos muy grandes, pero el sabor está ahí. Imagino que ha sido por hacerlo con la máquina, la pala los rompe y deshace. Se le nota especialmente el coco, le da un toque diferente. Pues listo, ya sólo falta una taza de café bien caliente y a disfrutar del desayuno.