Me encantan los bizcochos para acompañar un cafelito, un té o una infusión. Esa textura blandita y esponjosa me pierde y hay tanta variedad que puedes estar haciendo bizcochos todas las semanas sin repetir nunca. Esta vez me apetecía uno sencillo, sin tropezones ni chocolate, así que en vez del clásico de yogur 1,2,3 de toda la vida me decidí por esta receta de bizcocho de miel con almendras del libro de “Repostería y Panadería paso a paso” que me echaron los Reyes, (ya os había dicho que le estaba sacando partido…). Bueno, pues ha sido una auténtica sorpresa para nosotros, está DE-LI-CIO-SO, con un sabor increíble a miel y un color dorado precioso, una pena que las fotos no le hacen justicia. Eso sí, el truco está en la calidad de la miel y el azúcar moreno, que es lo que le va a dar el sabor. Yo tengo la suerte de que la miel me la trae mi padre del pueblo directamente del panal, natural 100%. Recuerdo un año que cuando llegó a por ella no tenían filtrada y le dieron de la que tenían preparada para limpiar, llena todavía de trocitos de panal, cera y algún que otro cadáver flotante… no había duda de dónde venía. En cuanto al azúcar moreno, prohibido comprar la que se encuentra en todos los supermercados de la marca más conocida, ya sabéis cuál. Gastaros un poquito más y compradla en una herboristería, de verdad que merece la pena, el sabor es totalmente diferente. La que yo digo debe tener una textura como de arena mojada y un olor y sabor a regaliz y caramelo. No sólo da dulzor, da también un sabor increíble. La otra… sinceramente a mí me parece azúcar blanca a la que le han dado un baño de color y nada más.

Ingredientes:

  • 150 g mantequilla
  • 115 g azúcar moreno
  • 175 g miel
  • 1 cda. zumo limón
  • 2 huevos
  • 200 g harina leudante, (la que ya lleva la levadura incorporada)

Para adornar:

  • 15 g almendra fileteada
  • miel caliente para glasear

Precalentamos el horno a 180º y engrasamos un molde hondo.

En un cazo calentamos a fuego medio la miel, el azúcar, la mantequilla y el zumo de limón sin que llegue a hervir hasta que todos los ingredientes estén derretidos y se haga una mezcla homogénea. Dejamos enfriar un poco.

Añadimos los huevos batidos, tamizamos la harina y lo removemos todo bien con la ayuda de una cuchara de madera hasta que quede bien integrado y sin grumos. Vertemos esta mezcla en el molde y esparcimos las almendras por encima.

Horneamos el bizcocho unos 35-40 minutos, hasta que haya subido y esté dorado y firme. Introducimos una brocheta en el centro, si sale limpia es que ya lo tenemos listo. Sacamos del horno y dejamos enfriar unos 15 minutos antes de desmoldarlo. Lo dejamos enfriar en una rejilla, lo pincelamos con miel caliente y vais a ver qué cosa más buena habéis hecho con 4 ingredientes de estar por casa. ¡Hora de merendar!