Ésta es una de las recetas de mi suegra que se ha convertido en habitual en mi casa, como tantas otras que he ido adoptando a lo largo de estos años. Yo también he pasado ya la receta de las albóndigas de merluza a otras personas, y es que quien las prueba quiere repetir seguro. Son tiernas, muy sabrosas y con esa salsita de cebolla y limón que invita a mojar pan hasta que no quede nada. Espero que os gusten.

Ingredientes:

  • 1 kl filetes de merluza sin piel ni espinas, (de los congelados va estupendo)
  • 5-6 dientes de ajo
  • 2 cebollas
  • perejil
  • pan rallado
  • 1 hoja laurel
  • zumo de 1 limón
  • 3 huevos
  • 1/2 cdta. nuez moscada
  • aceite
  • sal

Cocemos la merluza en agua hirviendo durante un par de minutos, (depende de lo gruesos que sean los filetes). Escurrimos, dejamos enfriar y desmenuzamos el pescado en un bol grande con las manos.

Picamos muy pequeño 2-3 dientes de ajo y el perejil. Incorporamos 2 huevos ligeramente batidos, la nuez moscada, una pizca de sal y la picada de ajo y perejil. Mezclamos bien y vamos añadiendo pan rallado hasta conseguir la textura deseada, que no esté muy seca para que las albóndigas estén jugosas pero que se puedan formar las pelotitas.

Apretando la masa entre las manos vamos formando las bolitas, las enharinamos y las freímos en tandas en una cazuela con 1/2 dedo de aceite hasta que estén doradas. Reservamos las albóndigas sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite.

Cortamos en juliana fina las dos cebollas y laminamos 2-3 dientes de ajo. Lo pochamos todo en el mismo aceite de haber frito las albóndigas hasta que esté muy blandito y esté empezando a dorarse. Añadimos las albóndigas, la hoja de laurel y un vaso y medio de agua. Dejamos que reduzca y espese la salsa y en el último momento regamos con una yema de huevo diluida en el zumo de un limón. Mezclamos bien y dejamos que hierva todo junto un par de minutos, rectificamos de sal si es necesario y ya las tenemos listas. Yo las suelo acompañar de arroz blanco, que les va muy bien.