No sé si a vosotr@s os pasa, pero a mí de manera cíclica el cuerpo me pide con urgencia una sobredosis de chocolate, y cuando eso pasa es imposible resistirse. Puedo pasarme días y días sin probarlo, pero de repente aparece esa pulsión incontrolable que introduce en mi cerebro una sola idea: CHO-CO-LA-TE.  Total, que como quiero mucho a mi cuerpo y me cuesta negarle nada, cedí inmediatamente a tal arrebato chocolatero y como en un trance me dirigí a la cocina para darle forma a mis anhelos. Y aquí está el resultado, una tarta de CHOCOLATE rellena y cubierta de una ganache muy cremosa de CHOCOLATE que me salió de muerte, (mi marío dice que sabe a los bombones buenos, a los de nivelón). Pero qué bueno es mimarse a una misma…

Ingredientes:

  • 175 g harina repostería
  • 2 cdas. levadura química
  • 50 g almendra molida
  • 50 g cacao en polvo sin azúcar
  • 100 g aceite girasol
  • 70 g aceite oliva
  • 170 g azúcar
  • 3 huevos
  • 3 cdas. caramelo
  • 3 cdas. leche
  • 1/4 cdta. sal

Para la ganache:

  • 225 g chocolate de cobertura
  • 50 g azúcar moreno
  • 150 g mantequilla
  • 200 ml nata (un brick pequeño, yo utilicé la del Mercadona para cocinar, que es bastante espesa)
  • 1 cda. café soluble
  • 1 cdta. esencia de vainilla
  • 1 chorro coñac, (como 3 cdas.)

Precalentamos el horno a 180º y engrasamos nuestro molde con mantequilla.

Lo primero que vamos a hacer es la ganache de chocolate, para que le de tiempo a enfriarse del todo. Troceamos pequeño el chocolate para que se derrita bien y cortamos a dados la mantequilla. Ponemos en un cazo al fuego la nata y cuando esté a punto de  hervir la retiramos del fuego, añadimos el azúcar y el chocolate y batimos bien para que se funda. Añadimos el resto de los ingredientes y seguimos mezclando hasta que esté todo integrado, homogéneo y con un color brillante. Si hace falta podemos volver a ponerlo al fuego, pero muy suave y sin dejar de remover. El chocolate es muy delicado y como se queme ya no hay manera de arreglarlo. Pasamos la ganache a un bol, la dejamos enfriar y luego la reservamos en la nevera mínimo una hora.

Ahora vamos con el bizcocho. Batimos bien los huevos en un bol grande, añadimos el azúcar y seguimos batiendo hasta que quede espumoso. Tamizamos la harina, la levadura, el cacao , la sal y la almendra molida, se lo añadimos y mezclamos bien. Incorporamos el aceite, el caramelo y la leche y volvemos a batir hasta que esté todo bien integrado. Rellenamos el molde con esta masa y lo llevamos al horno unos 35-40 minutos, hasta que veamos que el bizcocho ha subido y está firme. Para comprobar que está en su punto introducimos una brocheta en el centro, si sale limpia es que ya está listo. Dejamos que repose 5 minutos antes de desmoldarlo y luego lo dejamos sobre una rejilla para que se enfríe del todo.

Una vez que está frío el bizcocho, (como esté todavía caliente la ganache se nos va a derretir), lo cortamos por la mitad con cuidado. Sacamos la ganache de la nevera, donde habrá ya cogido más consistencia, y la batimos un poco para ponerla cremosa. Rellenamos el bizcocho con la mitad y la otra mitad la utilizamos para cubrirlo por arriba y por los lados, ayudándonos de un cuchillo o una espátula. Ya lo tenemos listo para disfrutar, riquísimo y chocolateadísimo.