Sé que ya va haciendo un poco de calor para este tipo de recetas, pero todavía me resisto a abandonar la olla a favor de ensaladas, platos de pasta y pescado a la plancha. Gastronómicamente hablando lo mejor que tiene el verano para mí aparte del gazpacho y del ajoblanco, es la variedad de fruta fresca y deliciosa que trae consigo. De lo peor… que dejan de apetecer los potajes y el cuchareo caliente. De todas formas, hay personas como mi amiga Pepa que le echan valor y siguen preparando sus cocidos, potajes y pucheros humeantes a pesar de los 40º a la sombra… a mí sólo de pensarlo ya me entran sudores…

Ingredientes:

  • 1/2 kl judías blancas
  • 1/2 kl costillas de cerdo troceadas
  • 1 cebolla
  • 5 dientes de ajo
  • 1/2 kl judías verdes
  • 400 g calabaza
  • 3 zanahorias
  • 2 vasos tomate triturado
  • 2 hojas de laurel
  • pimienta en grano (15-20)
  • nuez moscada
  • pimienta molida
  • aceite
  • sal

Las judías blancas las debemos tener en remojo cubiertas de agua desde la noche antes.

Lavamos las judías verdes, les quitamos las hebras y las troceamos. Pelamos la calabaza y la cortamos en trozos grandes. Raspamos las zanahorias y las cortamos en rodajas.

Sé que es absurdo, que para hacer lo que hago mejor comprar otro tipo de carne más magra, pero es que me gusta el sabor de las costillas… pero sin grasa. Incongruencias de la vida… Total, que yo cojo las costillas de cerdo antes de trocearlas y las dejo lo más limpias de grasa posible, (se me quedan en la mitad del peso, claro…). Pero como esto es cosa mía, si no le tenéis especial manía a la grasa de las costillas las dejáis tal cual y listo. Las lavamos y secamos bien, salpimentamos, aliñamos con un poco de nuez moscada y reservamos.

En la olla rápida ponemos un fondo de aceite y rehogamos la cebolla en juliana y el ajo laminado con un poquito de sal. Cuando empiece a tomar color añadimos las costillas, subimos el fuego y mareamos la carne hasta que esté dorada. Añadimos las judías, el tomate, los granos de pimienta, el laurel y cubrimos con agua. Para que las judías queden tiernas y no pierdan la piel es recomendable romper el hervor con agua fría 3 veces. Cerramos la olla y desde que empiece a soltar el vapor contamos unos 15 minutos. Pasado este tiempo la abrimos, incorporamos las verduras y la volvemos a llevar al fuego unos 5-10 minutos más. Comprobamos que todo esté en su punto, rectificamos de sal si es necesario y ya lo tenemos listo. Un plato muy rico, sencillo de hacer y muy completo.