Madre mía, qué calor está haciendo ya por aquí… y a mí no se me ocurre otra cosa que preparar pan y este pastel, pero es que el horno ejerce un poder sobre mí al que me es imposible resistirme… En fin, que no me quejaré del calor que he pasado, (¿o ya lo estoy haciendo?), porque sarna con gusto ya se sabe, no pica.

Este pastel está buenísimo, a mi marío no le convencía en principio lo de las cerezas en almíbar, pero le ha encantado. El contraste del dulce con el ácido del limón le da un punto buenísimo y las cerezas le aportan mucha jugosidad a la tarta. Os lo recomiendo con un cafelito o una taza de té, ya puestos qué más da que sudemos un poquito más, ¿no?.

Ingredientes:

  • 200 g mantequilla a temperatura ambiente
  • 250 g cerezas en almíbar, (yo las encuentro en Lidl)
  • 75 g almendra molida
  • 200 g harina de repostería
  • 1 cdta. levadura química
  • 200 g azúcar
  • 3 huevos
  • la ralladura y el zumo de 1 limón
  • 2 cdas. Amaretto, (licor de almendras amargas)
  • un poco más de azúcar para el acabado

Precalentamos el horno a 180º y engrasamos nuestro molde.

En un bol mezclamos las cerezas escurridas del almíbar con una cucharada de harina y con la almendra molida. En otro cuenco tamizamos la harina y la levadura y reservamos.

Batimos la mantequilla y el azúcar hasta que quede una mezcla esponjosa. Vamos añadiendo los huevos uno a uno, sin añadir el siguiente hasta que el anterior haya quedado bien integrado. Batimos bien hasta que nos quede una pasta homogénea.

Poco a poco vamos añadiendo la harina a la mezcla de mantequilla, removiendo y mezclando bien. Una vez que la terminemos incorporamos las cerezas y luego la ralladura, el zumo de limón y el Amaretto. Mezclamos hasta que esté todo bien distribuido.

Llenamos nuestro molde con esta mezcla y alisamos la superficie con una cuchara. Humedecemos un poco de azúcar con unas gotas de agua y disponemos pequeños trocitos de la mezcla sobre la superficie. Horneamos aproximadamente 1 hora y cuarto, hasta que veamos que ha subido, (aunque no sube demasiado), y está firme y dorado. Como siempre, la prueba de pinchar el centro con una brocheta nos confirmará si está listo. Si sale limpia es que el pastel ya está hecho. Lo dejamos enfriar unos minutos en el molde para luego sacarlo y dejarlo enfriar del todo en una rejilla. ¡Que lo disfrutéis!