Seguimos en racha de ensaladas, y es que con estos calores estivales es lo que más apetece. A pesar de ser gran amante del cuchareo he de reconocer que hay que tener mucho valor para meterse entre pecho y espalda un plato de puchero a 40º a la sombra, y yo el valor prefiero guardármelo para otras situaciones.

Esta receta es tan sencilla, (bueno, casi todas las de ensalada lo son), que hasta tuve dudas sobre publicarla o no, ¡pero está tan rica! Además, cuando una empieza en la cocina lo que busca son recetas fáciles con ingredientes de andar por casa que salgan bien y ésta lo es. Recuerdo lo que me fastidiaba encontrar recetas que al comenzar a leerlas me ilusionaban y luego me iban desinflando con ingredientes que a mí me sonaban tan extraños e inalcanzables como un cuerno de unicornio.

Esta ensalada es una de mis preferidas sin duda, tal cual, sólo con tomate, aguacate y cebolleta. Me parece una combinación deliciosa, (si os fijáis son los ingredientes básicos del guacamole, otra de mis perdiciones). La salsita que queda en la ensaladera cuando te la has terminado es una delicia, pecado mortal si no aprovecháis para mojar pan en ella. Y es que como ya he comentado en alguna otra ocasión, muchas veces en la simplicidad está la excelencia, no hacen falta 1.000 ingredientes y 15 técnicas diferentes para conseguir un sabor de 10.

Ingredientes:

  • 1 aguacate
  • 1 tomate grande
  • 1/2 cebolla nueva o cebolleta
  • aceite de oliva
  • el zumo de 1/2 limón
  • sal

Troceamos el aguacate y el tomate en nuestra ensaladera. Picamos muy finita la cebolla o cebolleta y aliñamos al gusto con aceite, zumo de limón y sal. Mezclamos y ya la tenemos lista. Fácil y buenísima.