Pues resulta que tal día como hoy de hace un año publicaba la primera entrada en este blog, así que Harina La Carmita está de cumpleaños y a mí me ha pillado totalmente por sorpresa. Cómo pasa el tiempo, madre mía, es increíble. Sólo hace unos días me di cuenta de lo cerca que estaba el cumpleblog, al comentarle a Andrés de El Amasadero que ya hacía más de un año del taller de pan artesano que hicimos juntos y recordar que por aquel entonces yo me estaba planteando lo de abrir un blog. Bueno, pues al final lo hicimos, con mucha ilusión y poco conocimiento y a lo tonto a lo tonto ya tenemos casi 200 entradas, quién lo iba a decir.

En este tiempo me ha permitido conocer a gente fantástica con la que comparto aficiones, me ha hecho reencontrarme con la escritura, con la que disfruto muchísimo y también dejar atrás algunos miedos.

Me gustaría dar las gracias a todos y todas las que habéis pasado alguna vez por aquí, a los que dejáis comentarios y a los anónimos, a mis amigos, a mi querida Inma, que siempre tiene tiempo para escribirme unas palabras cariñosas, a mis compis del trabajo, en especial a Carmen y a Silvia, (que me ha dejado introducirla en el mundo del pan y ya no quiere salir), que me apoyan un montón y les encanta todo lo que hago, a mi madre, que por supuesto es mi mayor fan, a mi hermano Poporo, compañero en esta aventura aunque últimamente se prodigue poco, a mi padre y a mi hermana… y seguro que me olvido de gente. Pero sobre todo a mi “marío”, que además de ser la parte técnica en Harina La Carmita es mucho más, de hecho de no ser por sus ánimos nunca me habría decidido a empezar con esto. Él es mi apoyo constante y mi brújula cuando ando perdida. El valiente que prueba todo lo que hago por muy raro que sea su aspecto y el dueño del paladar más afinado que conozco, ¡cualquiera le engaña! Es mucho más, pero como soy tímida para estas cosas mejor me las guardo para nosotros. ¡Feliz Cumpleblog!

Y ahora la receta de la tarta:

Ingredientes:

• 150 ml aceite, (uno suave, yo utilicé de girasol con un chorrito de oliva)
• 150 ml yogur natural
• 175 g azúcar, (utilicé 100 g de azúcar moreno y 75 g de azúcar blanquilla)
• 3 huevos batidos
• 50 g harina integral
• 175 g harina leudante
• 2 cdas. cacao en polvo
• 1 cdta. bicarbonato
• 1 pizca de sal
• 50 g chocolate de cobertura

Para el relleno:

• 250 g frutos rojos, (yo utilicé unos que venden congelados en el Hipercor)
• mermelada de fresa, (podéis utilizar la que más os guste: frambuesas, cerezas, arándanos, frutas del bosque…)
• 200 ml yogur natural cremoso, (utilicé griego)
• 200 ml nata montada azucarada (ya digo que me pilló el cumple casi por sorpresa, así que utilicé la que viene ya preparada de Hacendado… ¡sacrilegio!)

Lo primero que hacemos es encender nuestro horno para que vaya precalentando a 180º. También vamos a preparar el molde, forrando la base con papel de hornear y engrasándolo con margarina o mantequilla.

Fundimos el chocolate al baño María o en el microondas. Si lo  hacéis en el micro ya sabéis, cortado en trozos pequeños, a potencia media y abriéndolo cada 30 segundos para remover y ver cómo va. Cuando le quede ya poquito reducir el tiempo a sólo unos pocos segundos para aseguraros que no se pasa, el chocolate es muy delicado y como se queme es para tirarlo.

En un bol grande mezclamos huevos, aceite y azúcar. Batimos todo bien hasta conseguir un mezcla espumosa, (es bastante líquida). En otro bol tamizamos las harinas, (también la integral, aunque luego añadimos el salvado que haya quedado en el tamiz), el cacao en polvo, la sal y el bicarbonato. Mezclamos hasta conseguir un color uniforme. Añadimos los ingredientes secos a la masa líquida y vamos removiendo hasta que todo esté bien integrado. Incorporamos el chocolate fundido y volvemos a mezclar. Vertemos la preparación en el molde, alisamos la superficie y llevamos al horno unos 40-45 minutos o hasta que al pinchar el centro con una brocheta salga limpia. Cuando esté listo lo dejamos entibiar unos minutos, lo desmoldamos y lo dejamos enfriar del todo sobre una rejilla.

Para el montaje final de la tarta es muy muy importante que el bizcocho esté totalmente frío, de otro modo la mezcla de nata y yogur se nos va a venir abajo y va a quedar sin textura ninguna. Mientras se enfría el bizcocho mezclamos la nata con el yogur muy suavemente y la dejamos en la nevera hasta que vayamos a utilizarla. Esta mezcla no es un glaseado ni una cobertura, es más bien una salsa que le aporta humedad a la tarta y la hace más jugosa, así que no preocuparos si no la veis espesa.

Pues vamos allá. Una vez frío cortamos el bizcocho con un cuchillo largo y mucha paciencia en tres capas. Hay utensilios especiales para cortar los bizcochos en láminas y que queden perfectos, y también hay gente que los corta con la ayuda de un hilo. Lo dejo a vuestra elección. Yo lo he hecho de la manera tradicional, introduciendo el cuchillo hasta más o menos el centro del bizcocho y luego girándolo para seguir cortando hasta llegar donde iniciamos el corte. No queda perfecto, claro, pero ¿quién quiere la perfección? Bien, ahora que ya tenemos las tres capas sólo nos queda el montaje final.

Colocamos la base del bizcocho en nuestro plato de presentación y lo untamos con una capa de mermelada, (unas 3 cucharadas colmadas). Sobre la mermelada vertemos un tercio de la salsa de nata y yogur y encima colocamos la mitad de la fruta, reservando alguna para adornar. Colocamos la capa del medio y hacemos lo mismo. Ponemos la capa superior, la cubrimos con salsa de yogur y decoramos con un poco de fruta por encima para finalizar.

Nos ha encantado esta tarta de cumpleaños, la mezcla del ácido de las frutas del bosque en combinación con la salsa de nata y yogur y el dulzor de la mermelada es una delicia, y luego está por supuesto el sabor a chocolate en ese bizcocho, esponjoso y muy jugoso. Una tarta de celebración estupenda, ¡que la disfrutéis!

Fuente: Adaptada de Chocolate, Parragon Books Ltd