Según el fantástico libro de cocina marroquí del que está sacada esta receta, las casbah o fortificaciones típicas de la zona, servían antiguamente no sólo como residencia señorial, sino también para acoger a los campesinos en caso de invasión y como refugio para los comerciantes nómadas, que allí sentían que su mercancía estaba segura. Para recuperar fuerzas después de sus largas jornadas saboreaban esta sopa tan nutritiva como deliciosa, que a día de hoy es uno de los platos más populares entre los bereberes de Ouarzazate.
Es una sopa contundente y muy rica que sirve como plato principal. Con las cantidades que os pongo sale sopa para alimentar a un campamento entero de bereberes, así que podéis reducir la receta a la mitad si no tenéis una familia muy grande. Que la disfrutéis.
Ingredientes:
- 2 patatas
- 2 calabacines
- 2 zanahorias
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 2 tomates
- 50 g fideos chinos, (de los que son blancos y muy finos)
- 1 pastilla de caldo de pollo, (o de verduras, si queréis una receta vegetariana)
- 1/2 manojo de perejil
- 1/2 manojo de cilantro, (yo le eché sólo un poquito, su sabor me resulta muy fuerte)
- 60 g sémola precocida, (como la del cous cous)
- 4-5 hebras de azafrán
- 1 cda. mantequilla, (yo utilicé ghee o mantequilla clarificada)
- 1 cda. aceite oliva
- pimienta
- sal
Lo primero que hacemos es pelar las patatas, las zanahorias y los calabacines y rallarlos, (no por la parte más pequeña del rallador, por la siguiente). Reservamos.
En una cacerola con una cucharada de aceite de oliva y un poquito de sal sofreímos la cebolla picada fina y los ajos chafados hasta que estén suaves. Incorporamos los fideos chinos, (cortados si son de los grandes) y las hortalizas ralladas. Cubrimos con agua y añadimos la pastilla de caldo desmenuzada. Salpimentamos al gusto, agregamos las hebras de azafrán y las hierbas picadas y dejamos cocer el conjunto unos 20 minutos.
Para terminar añadimos la sémola, que se hace muy rápido, los tomates pelados y rallados y la mantequilla o ghee. Removemos, dejamos que hierva un par de minutos y ya la tenemos lista para servir.
Fuente: Delicias de Marruecos, Unilibro Ediciones, C.A.
Ceci, lo bien que sienta una sopita de estas ahora que ya va entrando el viento del norte y cuando llega uno de trabajar… A mi también me parece un poco fuerte el sabor del cilantro, no creo que se lo eche. Qué bien me va a venir esta alternativa al caldo de puchero tradicional. Bezitos!
..quién pillara hoy un platito de esta sopa…con el “pelete” que hace :-). Kisses. Inmiki.
Pues precisamente he elegido un día para publicar la sopa en que he hecho un tiempo genial, yo acabo de llegar de estar comiendo con una amiga en la playa y hemos disfrutado del solecito más que dos caracoles, ¡se estaba de lujo! Bstos
¡Hola, Ralu! Yo soy fan de las sopas y cremas para las cenas de otoño e invierno, como dices no hay nada más reconfortante que calentarse las manos y el estómago con un cuenco de sopa bien calentita, (bueno, hacerlo con un tazón de chocolate tampoco está nada mal… 😉 ) Bstos
Me encantan las sopas, en cuanto empieza a refrescar no faltan en mi nevera. Además este toque marroquí es de lo más sugerente.
Ya tengo una receta nueva de sopa para ir variando.
Besitos
¡Bienvenida, Oli! A mí también me encantan, no hay nada mejor para una cenita de otoño que tomarse una crema o una sopa bien caliente, con las manos alrededor del bol, ¡te calientan por dentro y por fuera! Bstos