Pan de molde con pipas de girasolHace ya tiempo que no publico ninguna receta de pan, y eso que hago todas las semanas, (qué remedio me queda, los Reyes Magos se ve que no tienen mucho sentido de la medida y me trajeron ¡como 9 kilos de harina!), ¿sabéis lo que cunden 9 kilos de harina en una casa con dos personas? Mucho, pero mucho… mucho. No me interpretéis mal, estoy encantada con mis harinas: tengo de espelta ecológica, de sémola de trigo duro, recia, de fuerza ecológica, panadera, integral ecológica, de centeno integral, de centeno blanca, de repostería, de malta tostada fuerte… y así hasta 9 kilos, (todas fantásticas de El Amasadero, por si a alguien le interesa). El único problema es que son un montón, tienen fecha de caducidad y yo no soporto tirar comida. Total, que me hallo en “modo obrador” en una carrera contra reloj para acabar todas las harinas antes de que se pasen y corra el riesgo de encontrarme cara a cara con esos temidos bichitos de nombre horroroso, nuestros amigos los gorgojos. ¿Habéis tenido ya el placer de conocerlos? Yo una vez, hace ya muchos años, cuando en mi inocencia pensaba que podía guardar un paquete de harina durante meses y meses y cuando fui a por él descubrí que andaba solo. Ains… todavía me pica todo el cuerpo al recordarlo…

Pan de molde con pipas de girasolBueno, pues después de esta introducción tan apetitosa, vamos con nuestra receta de pan de molde con pipas de girasol, un pan de desayuno buenísimo, tierno y muy nutritivo. Las semillas de girasol son muy saludables, buenas para el corazón, el funcionamiento del cerebro, el sistema inmunológico, para prevenir y tratar la anemia y además su poder antioxidante rejuvenece nuestra piel. Pues vamos a comer pipas, ¿no?

Ingredientes: (para dos moldes)

  • 330 g harina fuerzaPan de molde con pipas de girasol
  • 250 g harina panadera
  • 100 g leche en polvo
  • 350 g agua
  • 12 g levadura fresca de panadería
  • 25 g caramelo líquido, (sirope)
  • 30 g mantequilla
  • 12 g sal
  • 100 g semillas de girasol

Tostamos ligeramente las pipas de girasol 2-3 minutos en una sartén sin aceite hasta que desprendan aroma y reservamos.

  1. Mezclar ingredientes y autolisis.  En un bol grande incorporamos todos los ingredientes menos la sal y las pipas. Mezclamos hasta que no quede harina seca. Tapamos con papel film y dejamos reposar unos 20 minutos.
  2. Sal y amasado. Añadimos la sal, mezclamos bien, sacamos del bol y comenzamos con el amasado. La masa es de las pegajosas pero no de las peores así que no desesperes, persevera y al final te harás con ella, te lo aseguro. Como digo siempre cada 3-4 minutos de amasado es bueno dejar la masa descansar unos minutos tapada con film aceitado y volver a ella luego. Su consistencia va mejorando poco a poco y cada vez resulta más fácil de trabajar. Con unos 8-10 minutos de amasado es más que suficiente. Esta masa es húmeda y blanda, así que el amasado francés le irá mejor. Al final del amasado, para que no se rompa el gluten que hemos formado, añadimos las pipas y amasamos un poco más con delicadeza, lo suficiente para que queden bien repartidas.
  3. Primer levado. Boleamos ligeramente la masa y la colocamos en un bol aceitado y tapado de nuevo con film. Dejamos reposar como 1 hora, pero esto va a depender de la temperatura que tengáis en casa, tardará menos en verano y más en invierno. Yo la tuve como una hora y media, debe doblar su volumen.
  4. Desgasificar y bolear la masa. La sacamos delicadamente del bol y la desgasificamos, es decir, la desinflamos presionándola con suavidad. La amasamos de nuevo ligeramente, formamos una bola y la dejamos reposar tapada unos 20 minutos para que el gluten se relaje.
  5. Formar. Engrasamos los moldes con aceite y los espolvoreamos de harina con la ayuda de un colador pequeño. Dividimos la masa para las hogazas que vamos a hacer, (dos en mi caso) y formamos una especie de barra sin puntas con el largo del molde. Las metemos dentro de sus moldes con la parte fea hacia abajo.
  6. Segundo levado. Tapamos con film aceitado los moldes y dejamos fermentar otros 45-60 minutos en el lugar más calentito de la casa.
  7. Hornear. Precalentamos el horno a 250º. Pincelamos los panes con un poco de leche y si queremos podemos espolvorear por la superficie unas pipas o unos cereales para que queden más bonitos. Cuando esté bien caliente el horno introducimos los moldes. A la media hora se baja la temperatura a 215º. A mí me tardaron unos 45 minutos, pero ya sabéis, cada horno es un mundo. Dejamos que pierdan temperatura unos minutos, desmoldamos y dejamos enfriar del todo sobre una rejilla. ¡Feliz desayuno!