Después de hablar la semana pasada de los pequeños placeres en la cocina, entre los que para mí son muchos los relacionados con la experiencia de hacer pan, me entraron unas ganas locas de volver a meter las manos en la masa, así que dicho y hecho. Como no disponía de mucho tiempo y el arrebato panarra me dio de un segundo para otro, (es lo que tienen los arrebatos, que no te dan tiempo a planificar sino que te atacan sin previa provocación), esta vez no hubo sitio para masas madres que hay que cuidar y alimentar durante días ni para prefermentos que hay que preparar la noche anterior. Total, que el pan de hoy es de los básicos, perfecto para l@s que estáis empezando a hacer vuestros pinitos en esto del pan casero, con método directo y muy sencillo. Y además tierno, esponjoso y  riquísimo. Pues vamos allá:

Ingredientes:

  • 300 g harina fuerzaPan de molde semi-integral
  • 200 g harina integral
  • 250 ml aproximadamente de agua templada
  • 12 g levadura fresca de panadería, (o un tercio de la seca)
  • 1 1/2 cdta. sal
  • 2 cdtas. azúcar o miel
  • 30 g mantequilla en trocitos
  • 1 huevo y la yema de otro

Para decorar: semillas de lino, de amapola, de calabaza, de girasol, copos de avena, muesli…

Batimos en un cuenco el huevo y la yema del otro y añadimos agua tibia hasta conseguir 300 ml de la mezcla. En un bol grande mezclamos  el resto de los ingredientes y frotamos contra la harina tanto la levadura fresca como la mantequilla, hasta conseguir que se hagan miguitas. Hacemos un volcán y en el agujero del centro añadimos el líquido. Vamos mezclando poco a poco hasta que no quede harina seca.

Pan de molde semi-integralNos untamos las manos y nuestra superficie de trabajo con un poco de aceite y volcamos la masa en ella. Amasamos durante unos 10 minutos, estirando y recogiendo la masa procurando atrapar aire dentro. Podemos hacer descansos de 5 minutos cada 3-4 de amasado, nos vendrán bien a nosotros y también a la masa, que veréis cómo va cogiendo elasticidad poco a poco.

Para el primer levado untamos un bol con aceite, hacemos una bola con la masa y la metemos dentro. Tapamos con papel film o un trapo de algodón y dejamos que fermente durante 1 hora aproximadamente, debe doblar su volumen.

Pasado este tiempo encendemos el horno para que vaya precalentando, a 220º.

Sacamos la masa del bol a nuestra mesa de trabajo otra vez aceitada y la amasamos de nuevo muy suavemente durante unos segundos nada más, lo suficiente para sacarle el exceso de aire. Aceitamos nuestro molde, le damos a nuestra masa la forma de una barra sin puntas y la colocamos en el molde con el pliegue hacia abajo. Ahora toca el segundo levado, que va a ser más corto, así que la volvemos a tapar y la dejamos en un lugar calentito durante una media hora más.

Antes de meter el pan en el horno podemos pulverizar la superficie con agua y espolvorear unas semillas o copos, (yo le añadí unas semillas de lino dorado). Pulverizamos las paredes del horno con agua para crear algo de vapor, introducimos el molde y dejamos unos 35-45 minutos hasta que esté firme y dorado. Como digo siempre, cada horno es un mundo y tenéis que aprender a conocer el vuestro, los tiempos varían de uno a otro. ¡Que lo disfrutéis!