Una nueva receta sólo apta para muy chocolateros, lo cual en el caso de mi familia no supone un problema, porque absolutamente todos los miembros lo somos en mayor o menor medida, (más bien  mayor…).

He probado muchas trufas a lo largo de vida, y me sigo quedando con esta receta, que lleva formando parte de las grandes ocasiones que se celebran en mi familia desde que tengo memoria. La receta, que para mí ya es la de “trufas de mamá”, pertenece sin embargo a mi tía Victoria, así que no quiero dejar de mandarle un beso grande desde aquí y darle las gracias por haber introducido semejante manjar en nuestras tradiciones gastronómicas.

Trufas de chocolateLa receta no puede ser más sencilla, es simplemente una ganache de chocolate aromatizada con coñac cubierta de fideos de chocolate. Lo único mínimamente complicado: darle la forma redonda a las trufas, porque con el calor de las manos el chocolate se derrite con rapidez. Para evitarlo yo las hago por tandas, y así además no me canso. Hago unas cuantas y cuando veo que ya me cuesta darles la forma meto la masa al congelador un rato. La vuelvo a sacar y hago otras pocas, y así… Como mucho en tres veces ya las tenemos todas listas y el resultado merece la pena. Podría utilizar menos nata para que la masa quedara más sólida, pero no sería lo mismo. La sensación de la trufa fundiéndose literalmente en la boca es espectacular. El único truco para que salgan deliciosas, pues el de siempre: que la materia prima sea buena, tanto el chocolate como el coñac. Pues vamos allá:

Ingredientes:

  • 1 tableta de chocolate “VALOR PURO”, u otro de muy buena calidad
  • 1 copita de coñac, (cantidad al gusto, a mí me gustan borrachitas)
  • 1/4 l nata para montar
  • 1 paquete de fideos de chocolate

Trufas de chocolateMontamos la nata sin azúcar. Derretimos el chocolate al baño María, incorporamos el coñac y dejamos que pierda un poco de temperatura antes de mezclar con la nata montada. Removemos bien hasta que quede homogéneo, lo vertemos en un bol y llevamos al congelador al menos unas 3-4 horas.

Cuando la masa esté dura la sacamos y podemos empezar a hacer las bolitas con la ayuda de dos cucharillas, (yo al final siempre acabo utilizando las manos). Si lo hacéis con las manos mojarlas de vez en cuando para enfriarlas, así os será más fácil darles forma sin que se derritan y os pongáis pringando de chocolate. Si os ocurre semejante desastre no hay más que lamerse el chocolate y volver a lavarse bien las manos, qué pena más grande… 😉 Vamos pasando las bolitas por los fideos de chocolate para rebozarlas, y una vez hechas las volvemos a meter en el congelador hasta el momento de consumirlas. Las sacáis unos minutos antes y dejáis que cojan temperatura ambiente, aunque a mí me encantan también directamente del congelador, ¡deliciosas!