Cuando empieza el fresquito las cremas con fantásticas para una cena. Te calientan por dentro y te sacian pero a la vez son ligeras y fáciles de digerir, lo que te asegura que no pases una mala noche acordándote de ese trozo de pizza con muuucho queso que no debiste haber tomado. Además son geniales para acabar con restos de la nevera, admiten prácticamente de todo sin quejarse y encima se hacen en un pis-pas.

Ingredientes:

  • 1 calabacín
  • 1 cebolla
  • 500 g calabaza
  • 1 patata grande
  • 3 dientes de ajo
  • 250 ml de vino blanco
  • 1 trozo de canela en rama
  • 3 clavos
  • 3 vainas de cardamomo verde machacadas
  • 1 cdta de cúrcuma
  • 1/2 cdta de jenjibre molido
  • aceite
  • sal

Picamos la cebolla y el ajo y lo ponemos a sofreir con un poco de sal hasta que empiece a dorarse. Agregamos la patata troceada, que es lo que más tarda en hacerse. Le damos un vuelta y cubrimos con agua. Le añadimos las especias. Las que son sólidas, (clavo, canela y cardamomo), yo las metí en un infusor de esos que se utilizan para el té y que tienen una cadenita, así luego puedo retirarlas sin tener que volverme loca buscándolas. Se deja cocer unos 10 minutos y se le añaden el calabacín y la calabaza troceados. Se incorpora el vino y que cueza todo junto hasta que esté blandito, unos 10-15 más. Se retira el infusor con las especias, se pasa todo por la batidora junto con un chorrito de aceite de oliva y listo.

Está buenísima, a la calabaza le van estupendamente las especias. La foto no hace justicia, ¡qué pena no poder añadir un link a los aromas que desprende!