Me encantan los brioches, con esa masa tan esponjosa a camino entre el  pan dulce y la bollería… Y si lo haces en casa ni os cuento el olor que sale del horno, más de una vez se ha despertado mi “marío” atraído por el aroma cual Oso Yogi detrás de una tarta de manzana. Esta receta la saqué del blog Alimenta, vi las fotos y no me pude resistir.

Ingredientes:

  • 225 g harina de fuerza
  • 30 g azúcar glas
  • 60 cl leche
  • 1 pizca de sal
  • 20 g levadura fresca de panadería
  • 1 huevo
  • 40 g mantequilla fundida

Para el acabado:

  • azúcar glas
  • mantequilla fundida

Mezclamos 150 gr. de harina, la sal y el azúcar y reservamos. En otro bol ponemos la mantequilla fundida, la leche templada y agregamos la levadura desmenuzada. Mezclamos bien hasta que la levadura quede totalmente disuelta. Añadimos los 75 g de harina restantes, removemos todos bien y dejamos levar tapado con un paño en un lugar calentito a ser posible durante unos 30 minutos.

Una vez que haya doblado su volumen, lo amasamos un poco para desgasificar y le añadimos el huevo y la mezcla con la harina que teníamos reservada del principio. Ahora toca amasar bien hasta que la masa quede homogénea, brillante y elástica. Se hace un bola, se coloca en un bol y se vuelve a tapar y dejar levar hasta que doble su volumen, (una hora aproximadamente, dependiendo de la temperatura, en invierno necesitará más).

Una vez que ya la tenemos lista, formamos bolitas del tamaño que nos gusten, las aplastamos, les ponemos en el centro el relleno que hayamos elegido y las volvemos a cerrar con cuidado para que no se abran. Yo las hice variadas: de crema de almendras, de mermelada de albaricoque y de Nutella. Se colocan en un molde separadas unas de otras como un centímetro y se vuelven a tapar y dejar levar por última vez unos 20 minutos. Se unirán ahora o en el horno, pero en este caso no importa, es parte de la gracia de los brioches.

Precalentamos el horno a 180º, pincelamos con mantequilla derretida los bollitos y los horneamos unos 20-22 minutos. Los podemos adornar con azúcar glas al sacarlos.

Son deliciosos, lo único malo, como pasa con casi toda la bollería casera y que por lo tanto no lleva conservantes, es que al día siguiente ya no están tan tiernos. La buena noticia es que congelan muy bien, yo los meto en bolsas herméticas de congelación y cuando me apetecen me saco uno un ratito antes o lo descongelo en el microondas en un momento.