Otra receta del libro de Dan Lepard Hecho A Mano y otro pan maravilloso. Seguro que lo habéis visto en los supermercados, esas rebanadas normalmente bastante oscuras, muy planas, crujientes y aireadas por dentro, con esas características hendiduras por toda su superficie.

Como cuenta Dan Lepard en el libro, estos panes secos que son muy populares por el norte de Europa, servían como una forma de almacenar el cereal durante todo el invierno sin que se estropeara, permitiendo a la comunidad alimentarse de los granos hasta que los campos  volvieran a dar su fruto cuando llegara la primavera. En Suecia lo llaman knäckebröd y durante la Segunda Guerra Mundial fue el sustento principal de sus soldados. Podéis utilizar tanto harina de centeno integral como blanca y la masa madre no es imprescindible, aunque le da un toque ácido que a mí personalmente me encanta.

Ingredientes:Pan plano y crujiente de centeno con boquerones en vinagre

  • 200 ml agua
  • 1/2 cdta. levadura fresca desmenuzada
  • 100 g masa madre de centeno 80% hidratación (opcional)
  • 200 g harina centeno integral o blanca (yo la utilicé blanca)
  • 3/4 cdta. sal

Mezclamos en un bol grande el agua, la masa madre si vamos a utilizarla y la levadura. Añadimos la harina, luego la sal y mezclamos hasta obtener una pasta densa. Tapamos y dejamos fermentar unas 3 horas.

Pan plano y crujiente de centenoCortamos dos trozos de papel de hornear del tamaño de nuestras bandejas. Colocamos un papel sobre nuestra mesa de trabajo y la mitad de la masa encima. Espolvoreamos con bastante harina la masa, (es muy pegajosa), y estiramos con el rodillo hasta cubrir todo el papel, (debe tener unos 5-8 mm de grosor). Si vemos que se nos pega la masa al rodillo espolvoreamos más harina. Colocamos el papel con la masa estirada sobre una bandeja de horno y hacemos lo mismo con la otra parte de la masa. Cubrimos las dos bandejas y volvemos a dejar que fermente hasta que doble su volumen, (a mí me tardó como una hora).

Pan plano y crujiente de centeno Precalentamos el horno a 220º. Con la base de una cuchara de madera o de un lápiz hacemos las hendiduras por toda la superficie y con un cuchillo marcamos rectángulos de masa, cortando hasta el fondo pero sin llegar a separarlos. Horneamos sin vapor unos 40-50 minutos hasta que estén listos. Cuidado porque puede pasarse de horneado con facilidad y quedar demasiado duro, en cuanto veáis que los bordes empiezan a curvarse y a estar dorados es que ya está listo. Una vez frío podéis separar fácilmente los rectángulos de masa quebrándolos por los cortes. Se conserva genial en un recipiente hermético y está riquísimo para canapés o para migar en sopas. Que lo disfrutéis.